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De Unicornios a “Decacornios” (y 3)

Las señales indican que, ahora, los precios de unicornios y decacornios se fijan antes de la llegar a la bolsa. Eso explica las caídas.

Vía Universia Knowledge@Wharton.( http://www.knowledgeatwharton.com.es/article/de-unicornios-a-decacornios-se-esta-formando-una-burbuja-de-startups-tecnologicas/ )

El mercado ha cambiado desde el principio del Milenio y el derrumbe de las puntocom: las evaluaciones especulativas en búsqueda de mayores ganancias no están solo en los accionistas sino, también, en los analistas que proyectan sus aspiraciones en las ganancias.
En los mercados europeos, esto ha ocasionado que algunas startups de orientación social prefieran trabajar con fondos públicos, de la Unión Europea o de fondos multilaterales ( http://factorypyme.com/2016/04/21/sharing-academy-capitaliza-la-frustracion/ ) para no lidiar con las expectativas de altísimos rendimientos de las incubadoras privadas. Eso es una opción frente al fenómeno.

Carrera de inversores

Mientras, los inversores de riesgo, las empresas de private equity, los fondos hedge, los ángeles y otros inversores continúan inyectando dinero en esas startups. La financiación a través del capital riesgo alcanzó los US$ 47.300 millones en 2014, el nivel más alto desde 2001, según CB Insights. El crecimiento interanual fue del 62%, un valor excelente alimentado por rondas de financiación de 500 millones de dólares.

El número de empresas que pasaron por megarondas de financiación fue más del doble, pasando de 20, en 2013, a 50 el año pasado, informó la empresa. Esa demanda de inversores está ayudando a empujar al alza las valoraciones

En el caso de la startup europea Spotify, el servicio de streaming de música, consiguió captar US$ 526 millones en su última ronda de financiación, en la cual la operadora sueca de telecomunicaciones TeliaSonera invirtió US$ 115 millones. La adquisición, por parte de la empresa, de sólo el 1,4% hizo que se elevara la valoración alcanzando los US$ 8.200 millones. El movimiento “llevó a la reevaluación del resto de las acciones. Se trata, por lo tanto, de una participación muy marginal que afecta al precio total.

Como se trata de una operación ilíquida, debería haber lagunas en la estructura del capital, sobre todo entre acciones ordinarias y preferentes”, observa Ian D’Souza, profesor de capital riesgo y finanzas conductuales de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.

Imagine angel

¿Cosecha de unicornios?

Algunas startups también esperan beneficiarse de grandes empresas que pretenden ganar invirtiendo en ellas. Fue el caso de Facebook, que pagó US$19.000 millones por WhatsApp, servicio de mensajería instantánea; y de Microsoft, que pagó US$ 2.500 millones por Mojang, la startup sueca que creó el videojuego Minecraft.

“Muchas empresas de tecnología se prestan al juego del miedoso [chicken game, en la teoría de los juegos] con la esperanza de que sean salvadas por un comprador desesperado”, dice Wessels. Empresas como Microsoft y Yahoo tal vez paguen precios elevados por empresas privadas en una adquisición estratégica. Aunque para Whatsapp esa haya sido una gran victoria, no hay muchos Facebooks por ahí. Son pocas las empresas que pueden hacer grandes adquisiciones, observa Wessels.

Esas historias de éxito son los raros cuentos de hadas que se hacen realidad. En 2014, solamente un 1,1% de las salidas [o reventas de participación en empresas invertidas] en el sector de la tecnología fueron superiores a US$ 1.000 millones. La mayor parte salió a bolsa con cotizaciones inferiores a US$ 200 millones, según datos de CB Insights. Pero el número de salidas en el sector privado de tecnología, cuyas valoraciones suman US$ 1.000 millones, prácticamente se duplicó hasta llegar a 32, mientras que antes, en 2013, era de 17, alimentando posiblemente así las aspiraciones de muchos emprendedores que tal vez estén poniendo sus esperanzas en un retorno financiero significativo.

Además de eso, el mercado bursátil está subiendo desde hace seis años, de manera que los fundadores de startups tal vez crean que tienen mucho tiempo para salir a bolsa. Con las tasas de la Fed próximas a cero, está también la cuestión del capital, hoy disponible en gran cantidad, a la búsqueda de un hogar, con la esperanza de obtener retornos extraordinarios a pesar de riesgos mayores. D’Souza observa que “hay tanta liquidez por ahí que no hay motivo para recurrir a los mercados públicos. Quienquiera que tenga un plan de negocios decente consigue financiación para su iniciativa sin excesos de supervisión regulatoria, de los GAAAP [principios contables generalmente aceptados] o de las exigencias de divulgación trimestral cuando se sale a bolsa”

Existe también el temor de la oportunidad perdida, o factor “FOMO” [siglas en inglés de fear of missing out]. Bill Gurley, socio de Benchmark Capital y miembro de la dirección de Uber, prevé muchos fracasos para la nueva cosecha de unicornios.

Pero Gurley dijo en la revista Fortune en un artículo del 22 de enero: “No se puede optar por no jugar. Si se está en el sector empresarial y tus competidores están captando US$ 150 millones en valoraciones elevadas y concretándolo en ventas, o se hace algo parecido o se adopta una posición conservadora y se olvida del asunto”.

“Para los inversores dispuestos a participar, está en juego el temor de la oportunidad perdida, o FOMO, o cualquier otra cosa”, dice Wessels.

Entender de unicornios: su origen y características permite replantear nuestras aspiraciones y expectativas. Para leer el informe completo de Universia Knowledge@Wharton haga clic aquí 

Elibeth Eduardo G.

Periodista apasionada por la innovación, la tecnología y la creatividad. Editora de The Standard CIO y Factory Pyme para The HAP GROUP

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