Las aplicaciones de mensajería pret-a-porter facilitan la comunicación entre los equipos de su empresa pero también hay riesgos. Estas lo resguardan.
Factory Pyme | Por Elibeth Eduardo | @ely_e
Hay que entender que todo tiene un precio: poner una comunicación fácil y universal en manos de todos (a veces multipantalla) no es la excepción.
No obstante, si desea mantener los ojos indiscretos lejos de sus conversaciones, entonces estas son las aplicaciones que necesita para obtener porque se encuentras cifradas o encriptadas “de extremo a extremo”.
Pero, ¿qué significa esto? Esencialmente, el cifrado de extremo a extremo (E2E) significa que sólo el remitente y el destinatario puede leer el mensaje gracias a que:
- El mensaje se cifra en su teléfono
- Se envía (encriptado) al destinatario y
- Se desencripta en el dispositivo de destino.
Esto evita que los proveedores de telecomunicaciones, las agencias gubernamentales e incluso la empresa que aloja el servicio en sí puedan mirar con curiosidad la posibilidad de leer sus mensajes.
Detrás de la cortina
Dicho de otra manera, la encriptación de extremo (E2E) a extremo evita que inclusive la empresa prestadora del servicio (creadora de la app) tehga la capacidad de entregar mensajes suyos o de nadie, incluso si los pidiera una agencia gubernamental.
En el caso de que un hacker irrumpa en los servidores del servicio de mensajería, este igual no podrá acceder a sus conversaciones.
El deseo de encriptación de extremo a extremo (E2E) es básico para que los mensajes sean privados. Con esto en mente, usted tiene que estar consciente de que sólo porque algo tiene la palabra “cifrado” no quiere decir que lo está de extremo a extremo. Algunos servicios solo cifran el mensaje entre los extremos de la transmisión y, por tanto, el mensaje puede ser descifrado durante el envío.
La búsqueda de la privacidad ha dado origen a toda una generación de aplicaciones que prometen darle exactamente eso.
En nuestra próxima entrega veremos los servicios que cuentan con cifrado de extremo a extremo.
